jueves, 24 de abril de 2008

"El cine también se lee"

La Noche de los Libros resultó ser un despropósito. Para empezar, porque de noche, nada. Si ya sabemos que el 23 de abril es el día del libro, ¿por qué inventarse lo de la noche y luego fijar todos los actos de 5 a 9 de la tarde?.

Por otra parte e independientemente del horario, la verdad es que la oferta era bastante amplia. Yo desplegué el programa y fijé de inmediato mi objetivo: 18:00 horas – Librería Ocho y Medio – Charla de Álex de la Iglesia y Julio Medem. Allá que fui.

Llegué poco después de las 6 en punto y aquello estaba a rebosar. Intentaba hacerme hueco, pero a duras penas avanzaba unos centímetros más allá de la entrada. De pronto, un susurro cercano, de uno de los dueños de la librería a su socia: “Álex no viene”. Efectivamente, pocos minutos después, la noticia se hacía pública desde el escenario. Algunos abandonaron, otros nos hicimos con una copa de vino y a esperar. Y a esperar. Y a esperar… Pasadas las 6 y media, la misma voz que antes reaparece en el escenario: “Estamos llamando a Julio y no nos coge el teléfono. Siendo la hora que es, no creemos que venga”. Estampida, porque las botellas de vino ya hacía rato que se había vaciado. Yo aproveché los descuentos de un día tan señalado y me hice con un libro y una rosa. Me acerqué a la salida, ya tan contenta con el potencial regalo que llevaba en las manos, cuando… Allí estaba, Julio Medem… Así que me quedé, supuestamente a escuchar una pequeña lección maestra, sobre cualquier cosa, de aquel hombre que consiguió que empezase a interesarme por un cine que iba un poco más allá de las comedias románticas o las pelis de terror para adolescentes. Pero resultó que, como los de Ocho y Medio ya lo daban todo por perdido y Medem no se caracteriza precisamente por un imponente chorro de voz, lo poco de decía no se oía absolutamente nada. Y resultó también que, debido a la hora que era, los responsables del acto decidieron que lo único que iba a hacer era firmar libros. Y puesto que yo no estaba dispuesta a comprarme un guión de Caótica Ana, salí de allí con mi libro y mi rosa bajo el brazo para buscar un nuevo destino en esa tarde/noche tan literaria.

Pero no lo encontré.

Decidí irme a La Casa Encendida, donde se celebraban unos conciertos bastante chulos, aunque ya sabía de antemano que se necesitaba invitación… A ver si había suerte. No la hubo, como era de esperar. Aproveché el resto de la tarde para visitar dos exposiciones que empezaron hace poco, una de fotos de Ellen Kooi (aquí os dejo una de ellas) y otra de videojuegos titulada Try Again. Muy recordables ambas.


En conclusión, para ser el primer año que decidía aprovechar La Noche de los Libros, la cosa no salió para nada como esperaba. Pero por lo menos sirvió para que, por fin, regalase el tradicional libro con su correspondiente rosa. Me encanta esta tradición, aunque me faltó cenar pan con tomate para hacer el completo. Otro año será.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tan contenta yo